viernes, 25 de abril de 2008

Con los ojos cerrados solo pude sentir su leche estallando en mi cara.
Él se puso tenso, inclinó su cuerpo y mientras sostenía mi cara con una mano, con la otra se masturbaba hasta acabar.
Ya lo dije, me gusta.
Me gusta el sexo sucio. Los olores, el sabor.
Lo que quería era que acabara en mi boca, en un acto de sumisión. Que me dijera tragá, y yo tragar todo.
Pero no, claro.