miércoles, 9 de julio de 2008

Hola. Leo tu blog. Quiero conocerte.
Y lo conocí.
Nos encontramos en una esquina. Nos reconocimos sin ninguna señal.
Subí a su auto.
Hola, Nina. Hola.
No hablamos una palabra más hasta llegar al telo.

Ganas de seguir. Ganas de bajarme.

Entramos al cuarto. Me besó. Mucho, rico.
Me fue sacando la ropa hasta quedar de pie, desnuda frente a él.
Se alejó. Se sentó en el borde de la cama.
No te muevas.
Siguió mirándome. Inmóvil. Mudo.
Quise escaparme sin embargo me quedé hasta que él decidió que tenía que chuparle la pija.
Me arrodillé, él ya estaba pajeándose.
Chupá, puta.
Me clavó la pija en la boca con fuerza. Una, dos, tres veces. Me cogía por la boca. Bruto. Impune.
Cuando no quiso más, me apartó la cara y me acostó sobre la cama.
¿A ver si te la bancás tanto?
Terminó de sacarse el pantalón. Me separó las piernas y me metió la pija. Haciéndome doler. Lastimándome. Apuñalándome.
¿A ver qué puta sos?
Se movía, respiraba y gemía sobre mí. Todo su cuerpo, su peso me oprimía.
Tuvo un espasmo que duró instantes y después de eso se desintegró.
Cayó.

A partir de ahí fue mi momento.