martes, 17 de junio de 2008

Lo vi.
Tenia la remera negra, esa del dibujo horrible. Me acerqué.
¿Vamos?
Y nos fuimos.
Llegamos a un telo de esos que tienen una apuesta ganada por el mal gusto.
Cerró la puerta del ascensor, no pude terminar de levantar la cabeza cuando sentí su lengua en mi boca.
Tocame.
Me sacó el abrigo, sweater, pantalón, bombacha.
Corpiño, no. No tenía.
Él, con la remera negra, esa del dibujo horrible. El pantalón, las zapatillas, todo.
La boca sobre mi panza, mis tetas. Las manos sujetando mis muñecas.
Yo, perdida.
No te muevas.
Y la ropa rozandome y la lengua y la fuerza y las ganas.
Y el primer cachetazo.