jueves, 5 de junio de 2008

Él me invita.

Un almuerzo, cualquiera.

Comemos, charlamos del trabajo, del pais, del Jefe.

Pide la cuenta.

-Ya vuelvo, voy al baño.

Lo dejo sentado esperando al mozo.

Subo la escalera y entro al baño. Uno de los cuartitos esta ocupado. Entro al otro, lo uso.

Salgo, enfrento el espejo y me lavo las manos.

Alguien abre la puerta. Entra él. Sin decirme nada, me agarra de la mano y me mete nuevamente al cuarto.

Me besa. Respira sobre mi cara. Me tira un poco del pelo. Me calienta. Ya puede hacer lo que quiera conmigo. Me tiene.

Me desabrocha la camisa. Me toca las tetas, me chupa, me muerde.

Sigo parada, apoyada contra los azulejos. Me sube la pollera, termina de desnudarme.

Quiero ver su pija, quiero tocarlo.

Me adivina y se baja el pantalón.

-Que puta sos.

Apoyo un pie sobre el inodoro, el otro en el piso. Me agarra con las dos manos de la cadera, se acerca, me coge.

-Sí. Dale. Dale.

Me coge con fuerza, me apuñala.
Me muerde otra vez. Me tapa la boca para que no explote.
-Acaba, puta. Acaba.
Y yo acabo.

En el cuartito de al lado, alguien tose.