viernes, 11 de abril de 2008

Cuando abrí los ojos me di cuenta que era igual que mantenerlos cerrados. El cuarto estaba oscuro, completamente negro.



Un rato antes Baby se había apartado y me había dejado con ellos.



Uno, se me acercaba despacio con pudor. El otro avanzaba. Yo permitía, pedía.



El del piercing en la lengua, se sentó sobre una silla y me acomodo sobre el.



Me tocaba las tetas.



El otro apoyaba su pija en mi espalda y me metía los dedos en la boca.



Baby no hablaba, no era.



Yo estiraba el brazo solo para reconocerlo y él seguía ahí.



El del aro estaba caliente. Respiraba entrecortado y me pasaba la lengua por los labios, me los chupaba.



Yo quería que me comiera. Que me metiera en su boca y me tragara.



-Te voy a coger-. Fue lo único que me dijo.



Me agarraba de la cadera y me movía como quería.



El otro murmuraba detrás de mi.



Fue un rato, el rato que Baby quiso que fuera. Y no aguantó mas