jueves, 30 de octubre de 2008

Placer intolerable (l)

Hacia tiempo que no íbamos. Tanto como para no recordar el olor a humedad que te inunda cuando llegas.
Tardé en incorporarlo, pero cuando pude, fue como todo en ese lugar. Te anestesia, te marea y te enfrenta con otra cosa.

Volví a visitar al cuartito negro, ahora tenia una bombita roja y estaba igual de denso.
La ceremonia la sabia.

De lejos vi un tipo.

Cincuenta y tantos, bigotes, algunas canas. Atravesó el pasillo hasta el cuartito y nosotros también.
Entré sola y sentí como Baby lo enfrentaba y me ofrecía.
Él, claro, aceptó y entró en mi terreno.

De pie, empezó besandome y tocandome las tetas suavemente.
Le desabroché la camisa y le pedí que se sentara.
Se sentó y comenzó a pasar su lengua por el centro de mis tetas.

El ritual arrancó.