martes, 18 de noviembre de 2008

Placer intolerable (IV)

Me quiero ir. Estoy cansada.
No me gustó.
¿Un rato? Está bien, solo un rato.
Bueno, damos una vuelta. Vamos.

No, ella no me gusta. Él puede ser, pero ella no.

Dale, cogeme vos. Cogeme un poco acá, que nos vean. Que ellos, nos vean. Que se calienten viendo como me pones la pija en el culo.
El tipo me está tocando. Baby, no te alejes, quiero que sigas cogiendome mientras el me toca las tetas.

Ella, que mire.

viernes, 14 de noviembre de 2008

A las 6.

Nos vemos adentro.

No hay y no tiene que haber luz. Estos son lugares así. Yo soy así.

Sé que es él. No lo vi, pero lo sé.

Me acerco y me agarra del brazo. Enseguida me apoya sobre la pared y siento su lengua dentro de mi boca. Me gusta.

Quiero chuparsela, metermela en la boca ahora mismo. Pero no.

Paso la punta de mis dedos por sus brazos, sus hombros. Siento que se tensa, que quiere, pero no me lo va a decir.

Bajo las manos y sí, finalmente.

Ya está dura. Ya está.

Entonces sigo bajando, voy buscando y apoyo mis labios sobre su pija. Él se deja, se abandona y yo hago.

Le paso la lengua, me la meto entera en la boca. Una, dos, tres, cuatro, muchas veces. Hasta que siento el sabor acre.



Entonces me voy.





Esto nunca sucedió.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Placer intolerable (III)

Salí del señor con los ojos de Baby pegados sobre mí.
Dimos una vueltas y una pareja nos invitó. Ella era flaca. Tenia un vestido negro cortito. Él era alto y pelado. Grandote. No vi mucho más.
Mientras Baby me besaba, los dos de pie, los dos calientes, ellos se acercaban.
Ella comenzó metiendo su mano debajo de mi bombacha. Yo la dejé, me gustó.
Ellos nos miraban.
Ella se arrodillo y comenzó a chuparles la pija. Uno frente al otro, ella y yo en el centro.
Baby le pidió que se pusiera de pie y la inclino para cogerla, cogersela.
Él se acerco a mí y me dijo: ¿me la chupas?. Lo hice y no me gustó.
Aveces pasa.

martes, 4 de noviembre de 2008

Placer intolerable (II)

Date vuelta. Obedecí.
Frotaba su pija en mi culo mientras Baby me besaba.
Cuatro, cinco tipos, no llegué a ver bien, parados alrededor nuestro, miraban y se pajeaban. Escuchaban mis gemidos y veían mis manos apoyadas sobre el marco negro de la puerta.

El señor -me pidió que lo llamara señor- sentado dentro del cuartito sobre una silla y yo sobre él. Baby frente a mí y todos ellos deseando.